El Negocio

Por Luis C. García Correa
Dos son las acepciones normales que tiene la palabra negocio. Hace referencia a ganar dinero, o hace referencia a la empresa. Y ambas tienen el mismo fin: crear riqueza, la principal actividad empresarial.
Crear riqueza y que sea en todas las direcciones.
Cuando el negocio solo es negocio en una parte, y no en todas las que lo componen, no es negocio porque no tendrá continuidad, ni debe tenerla.
Crear un negocio es un orgullo y una gran satisfacción, y si tiene continuidad es el auténtico y necesario negocio.
La continuidad del negocio surge cuando cubre una necesidad, y es rentable tanto para el empresario como para el trabajador y para la comunidad.
“¡La honestidad primigenia es todo lo que sea crear bien para la humanidad!”
Si lo es en el negocio no sólo enriquece al propietario y creador, da trabajo remunerado y genera riqueza.
“¡La economía se basa en la riqueza que crean las personas, para ellas y para los demás!”
Es triste pero real ver que en algunas empresas la riqueza se ha ido concentrando en menos manos, y ha dejado de repartirse, convirtiéndose poco a poco en poder perverso, quizás con el único fin de crear riqueza personal y poder.
¿Quiénes contribuyen a esa perversidad? Hoy en días quizás una mayoría.
“¡La mayoría, sigue siendo y será eternamente la que impone el proceder de la sociedad!”
¿Y cuál es la mayoría del momento?
Pasotas, individualistas, egoístas que apoyan al poder perverso por activa y por pasiva.
Es triste y desalentador comprobar cómo la libertad es casi una entelequia, no es una realidad.
Con pasividad e inactividad estamos cooperando a que tengan más riqueza los poderes perversos. Por lo tanto ¿cuándo habrá negocio que genere riqueza y se reparta, tanto para el empresario, trabajador y comunidad?
No lo sé. Eso quisiera saber.
¡Sé que hasta tanto no haya una mayoría social que sea honesta y participativa, no hay ni habrá real felicidad y real libertad!


Y el negocio se concentrará y no se repartirá.

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