"El dialogo, dialogar" (secesionismo)

Por Luis C. García Correa
“¡Dialogar es escuchar, oír y respetar con honestidad!”
“¡Quien dialoga con honestidad tiene todas las de ganar!”
Dialogar con honestidad, por parte de todos los interlocutores implicados, es el medio de llegar a conclusiones que pueden ser la solución de un problema.
“¡La honestidad es el cimiento para fundamentar la verdad!”
·¡Quien quiere imponer su idea, por muy buena que sea, tiene todas las de perder!”
“¡Imponer es lo opuesto a dialogar!”
Dialogar debería ser la forma normal de dilucidar las diferencias que pueden ser resueltas cuando hay buena voluntad y honestidad.
“¡El diálogo es fructífero y efectivo cuando las partes actúan con honestidad!”
“¡Hay cosas que no son dialogables, como reclamar la independencia de forma unilateral!”
¿Cómo se puede dialogar con quien solo quiere imponer su voluntad?
Para dialogar no basta la buena voluntad, se necesita que todos los actos del proceso y las partes implicadas estén presididos y dirigidos por la honestidad y la lealtad.
“¡Benditos y alabados sean los honestos y leales que dialogan con la verdad, fundamentando su verdad en la realidad!”
La realidad es indiscutible.
La realidad no se puede cambiar.
La realidad se puede mejorar, pero nunca variar o cambiar a voluntad.
“¡Benditos y alabados sean quienes quieren dialogar con honestidad y lealtad. De ello surge la verdad, y la solución al problema que se quiere resolver, si la otra parte actúa con la misma disposición!”
El diálogo es una necesidad, que hay que utilizar para transformar los errores en oportunidades de mejora.
Todos cometemos errores. Si somos honestos y leales tendremos la inteligencia de reconocerlos y de pedir perdón por el daño causado. Así se solucionan los problemas.
El interlocutor es capaz de dialogar cuando es honesto: cuando no tiene miedo a encontrarse con la realidad. Con la verdad, en definitiva.
Benditos y alabados sean las personas honestas y leales que escuchan, atienden y tratan de entender a quien quiere dialogar con ellas con honestidad y lealtad, para encontrar la verdad.
Dialogar es una habilidad que hay que desarrollar en la educación de los hijos. Obviamente, cuando tienen edad para entender y comprender cuál es la auténtica realidad de la verdad.
“¡Quien se obstina en mantener su criterio está fuera de la realidad!” Por lo tanto no tiene argumentos que fundamenten lo que quiere defender. Y nunca podrá alcanzar su meta.
El diálogo nunca es unilateral. Eso se llama monólogo. Solo hay diálogo cuando los interlocutores, en plural, quieren llegar a una solución.
Benditos sean los conversadores honestos y leales, que quieren comprender y entender a quien tiene opiniones diferentes a las suyas, para llegar a la verdad.
“¡Dialogar por y para imponer no es dialogar¡”
“¡Benditos los santos que dialogan con la verdad. De ellos es la solución y el dominio de la verdad, y, por tanto de la solución al diálogo con honestidad y lealtad!”
“¡Dialogar con honestidad y lealtad es la forma, modo y manera de solucionar las diferencias!”
“¡¡¡Benditos y alabados sean quienes quieren dialogar y dialogan con honestidad y lealtad!!!”
“¡Quien se funda en la realidad, tiene todas ganadas, porque la realidad es única e imposible de cambiar!”

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