Conceptualización

Por Antonio Domínguez
Se recibe el concepto para luego tomarlo y definitivamente agarrarlo. Ello se puede llevar a efecto desde cualquier punto de vista ya que la conceptualización es un ente totalmente maleable y no importa aquí tener o no tener razón, solo importa comunicarse y exponerse a la conceptualización del otro; en definitiva hay que hablar y hablar y no tupirse. 
Es fácil agredir la dignidad, desde luego, ella, está siempre en continua agresión, o sea, que agrede y también es agredida. Se atenta contra la honra de la dignidad, solo con no creerla digna y que esta pueda asentarse encasillada (porque es muy digno cualquier atrevimiento) como merma mental de la dignidad del otro -que a nosotros nos parece indigna- sin que haya –todavía- una máquina para medir que es lo que pasa en esas cosas del cerebro, exactamente.
Ya digo, cualquiera puede sentirse herido como mecanismo de defensa e intentar por consiguiente labrarse una dignidad larvada, con la que al fin y al cabo solo lograría lastimar, lesionar y minar la dignidad, porque ella no puede defenderse (cuando no puede) del ofensivo pisotear a la par que el profanar auto destructor desde todos los frentes en los que se puede batir la dignidad: esa virtud que como el oro cada cual tiene el que tiene. Sobre todo cuando “las dignidades” ¡¡Que son muy plurales!! Transitan hacia sus fines por las vías so cavadoras del ultraje. 
¡Cuantos bobos alegres creen ser dignos! Y cuantos auténticos maleantes presumen de mucho mas: de dignidad ejemplar y excelsa; de dignidad impoluta e inmaculada; de una dignidad intachable y loable; de una dignidad modélica y paradigmática…
No se paran “los indignos” por las dichas “minucias”, ni se privan de la diversión de mentir, engañar en los tratos, no dar las gracias cuando les cedes el paso con el coche; ya se creen carne de Dios hecho hombre, porque tienen las pantorrillas teñidas de verde y bola en la lengua para dar gusto. Se creen catedráticos. 
Cuando se ve a un tipo en pantalón corto y camisucha deletreada y con ese pequeño y ridículo bolso-cartera colgando … y con el rapado despioje ¡echo un Cristo, si va con la cabeza levantada y moviendo el culo, ese, es un tolete a la vista, todo digno. Y si de igual facha va de natural y sencillo, entonces, torpe a la vista tenemos; por no ser capaz de ver que de esa guisa -demasiado normal- se lleva hoy con unos orgullos mas grandes que los que siente el que va vestido con el traje mas caro de Armani puesto (indignante por indigno, y desalentador por decir poco). 
Resumen: la dignidad, como la virtud y el honor solo de nombre existen en el mundo engañador/ un juego son la virtud y el honor son para el hombre/ y un fantasma, no mas, es la dignidad/ ¡¡¡Que decir de las grandes dignidades!!! Que son deyecciones ¡¡¡La gran evacuación!!! …

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