Hacer habitables nuestros pueblos

Por Luis C. García Correa
Nosotros mismos, nuestra familia, los vecinos, la historia, y el mundo entero, nos han responsabilizado de hacer habitables nuestros pueblos. Ser habitables significa que vivamos felices y libres en nuestro hábitat natural.
Estamos tremendamente condicionados y maniatados por el poder perverso, pero ese poder no es tan grande como para que nos quite nuestra libertad, nuestra responsabilidad y el bien hacer. Lo he dicho y lo repetiré hasta la saciedad: estamos esclavizados. Somos esclavos, y aunque seamos libres no vivimos libres.
Ahora tengo más libertad que cuando vivía en la dictadura, pero ahora la tengo más condicionada que nunca. Esta es mi vivencia y mi repulsa.
Después de Dios la libertad es lo que más necesito y considero.
Lucho y he luchado por la libertad a mi medida. Y lo he hecho en la creencia de que es algo invalorable y necesario para una vida normal y feliz.
No podemos seguir siendo pasotas, individualistas, despreocupados, por el egoísmo de no hacer nada, porque nos convertimos en el cimiento del poder perverso y contribuimos a esa esclavitud.
Somos seres sociables y nos necesitamos los unos a los otros, y esa necesidad se fundamenta en la libertad y en la honestidad.
Claro, me educaron en valores morales y religiosos. A otros los habrán educado en valores éticos. Pero a ambos nos dieron la libertad con valores. La felicidad no existe sin valores y sin libertad. Existirán momentos felices, pero no la felicidad sin la libertad.
La felicidad es amar y ser amado en la libertad. Por creer en los valores éticos y en los valores religiosos tenemos que ser levadura y fermentar en medio de nuestros pueblos. Tenemos que crear conciencia del bien y del mal, y amar apasionadamente a Padre Dios y al ser humano. Los no creyentes igualmente deben querer al ser humano con pasión, por ser seres que tenemos alma inmortal y hemos sido creados desde la eternidad para vivir la eternidad. Se crea o no.
Confío y anhelo que nuestra responsabilidad sea vivida en plenitud y con gracia, y tengamos los pueblos que nos merecemos, pueblos con hábitat natural. Pueblos habitables y en plena libertad.
Pueblos llenos de paz, felicidad, libertad y mucho amor. Y mucho amor.
Pueblos en los que los habitamos vivamos la plena felicidad en la plena libertad, por que heredamos por la educación recibida el comportamiento necesario para tener y compartir esa felicidad y esa felicidad.
Benditos y alabados sean los honestos y participativos que enriquecen y le dan belleza, alegría y honor haciendo habitables nuestros pueblos en los que la alegría y la libertad se gozan con plenitud, amor y honestidad.
Benditos los honestos y participativos que reparten la felicidad y la libertad a sus pueblos, convirtiéndoles  en paraísos con realidad.
Alabados y benditos sean quienes hacen a sus pueblo habitables, de ellos nacen y crecen la felicidad y la libertad, y embellecen la vida con la amistad.
Luchemos por convertir nuestros pueblos en el lugar de la plena felicidad y de la plena libertad, y seremos recompensados como vecinos-amigos por toda la eternidad.

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