Diario de un cura: Me gusta mi tierra y también otras tierras.

Por Jesús Vega Mesa
El día de Canarias, que coincide con el día de San Fernando, lo pasé en Maspalomas. No en la playa, que también estaba apetecible, sino en la parroquia. Me gustó encontrarme allí con personas amigas de la zona. Y con bastantes compañeros curas. Ninguno con el traje típico o el cachorro. Pero todos demostrando sensibilidad por lo canario. En la conversación surgieron los temas más dispares relacionados con nuestra tierra: los beneficios para las islas de la aprobación de los presupuestos del Estado, la atención religiosa en Lanzarote y Fuerteventura o los problemas relacionados con la salud y los hospitales en nuestra Comunidad.
Al salir de la iglesia, ya por la tarde, un periodista me preguntó lo que me gustaba de Canarias y lo que no.
 Le dije lo que admiro y quiero a mi Isla de Gran Canaria. Y que me cuesta mucho mucho vivir fuera de ella. Pero que también soy admirador de Lanzarote y Tenerife y de las demás islas. Como me encanta igualmente Galicia y Cantabria y Madrid y Castilla. No desprecio ningún lugar del mundo. Y me ilusiona conocer y comprender y respetar la cultura y costumbres de cada lugar. No hay por qué despreciar ni tampoco copiar lo del otro.
Y lo que no me gusta…
No me gustan los pleitos, envidias y celos entre islas o provincias. Me disgusta que alguien considere que su tierra es la mejor. Me da pena que no siempre sepamos valorar lo bueno de cada pueblo.
Me disgusta leer mensajes de canarios que utilizan el vosotros, que dicen os quiero o vuestra casa, porque creen que es más correcto hablar o escribir así.
Me gustaría que en las iglesias se hablara el español de Canarias con la forma sencilla y comprensible que hacemos en la calle.
Me gusta Canarias porque aquí he nacido y crecido. Porque soy parte de esta tierra que me ha alimentado y cuidado y enseñado. Porque sus tradiciones y defectos y virtudes son también míos.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Cuando un pueblo comete una salvajada es porque da réditos a todos sus "sátrapas" y todos son todos. Solo quedan dos opciones 1) pleitear y partirse el hocico con todos los envidiosos y celosos de las islas y 2) bajase los pantalones: gran cosa para el que le guste. Se puede conocer la cultura y costumbres de cada lugar; sin embargo ¡¡¡Hay que ser tolerante!!! para comprender y respetar esa cultura si se dan los sacrificios humanos (inducidos; no voluntarios, ni forzosos)como en Pamplona en sus callejones. Lo que es una pena es ignorar las salvajadas de cada pueblo. mis respetos al hombre. Antonio Dominguez Herrera.

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