Repetir para insistir

Por Luis C. García Correa
Siempre repito lo mismo. Veo necesario insistir, porque no conozco otra forma de explicar y tratar de convencer de una necesidad.
¿Cuántas veces lo habré dicho? La honesta participación es la solución. Sin educación no hay solución. La felicidad y la libertad son una necesidad. El pasotismo, la despreocupación o el egoísmo de no hacer el bien y no ayudar a los demás son males que hay que desterrar. Y así podría seguir repitiendo lo que he dicho y digo continuamente.
No sé si repito para insistir porque mis herramientas lingüísticas y mis medios de comunicación son limitados.
Por favor ¿alguien sabe como repetir sin insistir? ¿Cómo insistir sin repetir? Y, en especial ¿cómo convencer?
No consigo ser original, y no cansar. Aunque deseo y me ilusiona ser un dechado de virtudes y de capacidad de convencimiento para conseguir el bien en el ayudar.
Repito e insisto, nuevamente, que sin ayudar no hay felicidad y menos libertad.
¿Hasta cuándo seguiré repitiendo para insistir? No lo sé, solo sé que no tengo otro medio. Como me seguiré repitiendo, espero el perdón de ustedes.
Pido mil perdones. No quiero molestar y menos cansar, pero no sé cómo hacerlo sin repetir para insistir.
Apelo a la bondad natural del ser humano, a quien quiero con pasión e ilusión y trato de ayudar para que tengamos lo que debemos tener: la plena felicidad en la plena libertad.
Hemos nacido para ser felices, y todos debemos de contribuir porque la felicidad es compartir.
Y para ello no tengo otro remedio que repetir para insistir.
Les ruego me perdonen, porque no sé ni tengo otra razón que desear el bien tratando de ayudar.
Repetir para insistir es mi leitmotiv, porque no tengo otro medio para tratar de convencer y ayudar.

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