¿Para qué nací?

Por Luis C. García Correa
¿Para qué nací? Para vivir, para compartir y para repartir. También para morir.
El proceso normal de un ser humano es igual al de los demás seres vivos de este Planeta Azul: unos y otros nacen, crecen, se desarrollan, viven y mueren.
El proceso de la vida es una maravilla, siempre que este regalo se use para mejorar y para mejorarse.
¿Para qué nací? Para ser útil.
¿Para qué nací? Para morir.
La muerte parece estar lejos, pero suele estar más cerca de lo deseado y hasta de lo creído.
La muerte es la culminación de la vida. Se muere cuando se acaba la vida.
Al acabarse la vida material, los creyentes creemos que comienza la eternidad.
¿Para qué nací? Para la eternidad.
La eternidad es la razón de haber nacido. Es el fundamento de la vida.
Nacer para morir y ahí queda todo, me parece muy poco para lo mucho que significa la vida. Es, desde luego, lo que pienso como creyente.
¿Para qué nace un no creyente? ¿Sólo para vivir y para morir?
¿Qué trascendencia tiene la muerte para una persona no creyente? Me gustaría que me lo dijese uno o varios no creyentes, pues nos ayudarían a muchos que desconocemos algo tan importante.
¿Para qué nací? Yo no tengo la menor duda: nací para vivir, hacer y compartir tratando de ayudar, y para luego morir eternamente en la contemplación de Padre Dios, que eso es el cielo.
¿Y usted, por favor, para qué nació?

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