¡Jubilados convertidos en un mueble inerte!

Por Luis C. García Correa
Los jubilados tenemos la posibilidad de convertirnos en un mueble inerte, sin actividad, sin movimiento, sin aportar nada para mejorar el presente.
La experiencia es la madre de la ciencia.
La jubilación por antigüedad es un logro ganado a pulso e implica el derecho a recibir una paga para seguir viviendo y usar y repartir la ciencia que hemos adquirido.
El derecho de jubilación por antigüedad no significa no hacer nada, mirar al cielo y esperar, indolente y sin actividad, la muerte. Ese comportamiento nos aplastará: habremos perdido el tiempo y nos habremos convertido en un mueble sin valor ni utilidad.
La vida llena de valores heredados, aprendidos, practicados, repartidos y compartidos es el fundamento del presente y del futuro del jubilado.
Convertirse en un mueble después de haberse jubilado es un mal que se paga con creces, porque hemos nacido para servir y ayudar, no para no hacer nada. Más aun cuando tenemos la experiencia de los años y la suerte del jubilado con vida, honor, conocimiento, tiempo, valor y amor.
El jubilado habitatista es una riqueza en la familia, en la sociedad, en la comunidad y en el mundo entero.
El jubilado es una riqueza, porque tiene la experiencia. “La experiencia es la madre de la ciencia”.
La experiencia se aprende y se adquiere con la vida, no nos la regalan ni la dan sin haber vivido: no se compra, ni se vende, sino se adquiere por la vida y con la vida.
Benditos y alabados sean los jubilados que dedican parte de su tiempo a ayudar a quien tiene necesidad.
Benditos y alabados sean los jubilados que dan su tiempo para mejorar el presente y preparar un futuro mejor del que ha sido y han vivido en el pasado.
Benditos y alabados sean los jubilados que no quieren convertirse en un mueble inerte, abandonado y dejado sin uso ni valor, porque son activos y ejecutivos en ayudar al necesitado.
Benditos y alabados sean los honestos y participativos jubilados que dedican tiempo a compartir experiencia, ciencia y bondad, aumentando la felicidad.
Benditos y alabados sean los jubilados que no son muebles, sino seres humanos que comparten felicidad, libertad y conocimientos para mejorar el presente y sentirse útiles a sí mismo y a los demás.
Benditos y alabados sean los jubilados activos que ayudan con su ciencia al bien de los demás.
Jamás, nunca jamás: 
“¡¡¡JUBILADOS CONVERTIDOS EN UN MUEBLE INERTE!!!” 

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