La Esclavitud, la Ayuda y la Libertad

Por Luis C. García Correa
La esclavitud es la falta de libertad.
Nacimos y morimos libres, más allá de cualquier atadura que nos impongan por las buenas o por las malas.
Se puede ser esclavo por obligación o por devoción.
La esclavitud por obligación se ha extendido a todo el género humano. La obligada imposición del consumismo es, quizá, la más extendida de las esclavitudes.
Donde existe libertad no hay esclavitud, son condiciones opuestas. No hay libertad donde hay esclavitud.
Ser esclavo no es estar atado a grilletes, ahora se es esclavo en medio de la libertad.
Ser libre es comprar lo que quiero y necesito, y no lo que me han dicho que necesito, que es comprar lo que no necesito.
Ser libre como hombre es tener la facultad de elegir libremente entre el bien o el mal. Pero elegir libremente el mal es un mal, hace daño a nuestra propia dignidad.
Por eso la libertad es también el grado máximo de la responsabilidad.
“La libertad no es la posesión es la decisión en la elección”.
Para ser libre hay que ser honesto, responsable, amar la libertad para poder libremente ayudar, hacer siempre el bien.
Ser esclavo es vivir sin libertad y por tanto sin responsabilidad y sin el poder de decidir entre el bien o el mal con libertad de elección.
“Ser libre es gozar la felicidad derivada de la responsabilidad”.
Ser libre es amar, ser amado, y compartir la felicidad por tener la responsabilidad de ayudar y de hacer el bien en la libertad.
Sin ayudar no hay libertad.


La esclavitud y la libertad son tan opuestas como la tristeza y la felicidad.

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