A los taxistas

Por Luis C. García Correa
LPDLP. Al dejar de conducir para no contaminar, he tenido que acudir, con mucha frecuencia, a ese gremio servidor de la comunidad, que son los taxistas.
Sabios por la experiencia. Humildes a la hora de aguantar los rollos que cada uno les exponemos queriendo desahogarnos. Maestros en el arte de la comprensión y el aliento. ¡Cuántas veces sus palabras han enriquecido nuestro conocimiento de lo que con ellos hemos tratado!
Como persona con años -pero activa, pues trata de ayudar e informar, y ahora no conducir- ya son muchos taxistas a los que me unen vivencias comunes. Algunos me conocen por mi vida de participación social.
No conozco un taxista que no sea digno de admiración.
Lo que no sé es el grado de unión que hay entre ellos. De haberla serán el ejemplo y paradigma, no sólo del trabajo y servicio, sino de la honesta participación.
Que sean estas palabras la expresión más elocuente y agradecida a ustedes, señoras y señores taxistas -sabios de la experiencia social- por darnos un servicio y también por compartir vivencias y experiencias.
La sociabilidad es lo que reparte el taxista: la experiencia y las vivencias que nos enriquecen y que nos hacen sentirnos más humanos.
Mi reconocimiento y felicitaciones a esas buenas y a esos buenos y honestos taxistas: ¡tantas horas de trabajo y atención a los clientes, compartiendo vivencias y experiencias que nos enriquecen, y que les enriquecen!
Los taxistas son trabajadores y empresarios independientes y servidores de los demás.

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