La honestidad ha muerto. Obituario a la honestidad.

Por Luis C. García Correa
Sean estas palabras en memoria de la honestidad, para recordar, con toda deshonestidad, lo que fue la honestidad, que en los infiernos está.
¡La honestidad ha desaparecido y todos sabemos cómo ha sido!
Ahora vivimos en la deshonestidad: se hace lo que yo quiera.
Ya no necesitamos los remordimientos de conciencia. Hemos conseguido acallar la conciencia: los coches que contaminan, la corrupción en plena actividad, los crímenes, como los de la violencia de género, son algo natural… ¡Todo lo que hoy vivimos con enorme alegría! Ya no tenemos que pensar ni decidir, solo ser felices haciendo lo que nos dicen.
Hace muchos años que los padres se han quitado la tarea de educar a sus hijos. Ahora tienen tiempo para ganar dinero e invertirlo en lo que le dicen que tienen que comprar.
¡Qué felicidad! No quiero volver a vivir la honestidad. ¡Ser honesto! ¡Qué idiotez!
Ahora vivimos una época de auténtica libertad: se roba con facilidad; ahora se miente, así podemos engañar con facilidad, extorsionar sin tener que responder; la corrupción es el pan nuestro de cada día, “no quiero que me des, quiero que pongas donde hay”. Ahora si vivimos en libertad.
¡Qué felicidad! Impera la deshonestidad.
¿Qué mayor gusto que gastar sin necesidad?  
Obituario a la honestidad: la honestidad ha muerto, ¡viva la deshonestidad!

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