Vivir para sonreir

Por Luis C. García Correa
Hemos nacido para la felicidad y para la libertad y -como consecuencia- para sonreír.
No hay felicidad ni libertad sin la sonrisa como cosa natural.
Nacer y crecer se hace por vivir y creer en la vida, por vivir y creer en el amor y por vivir y creer en la felicidad.
Vivir para sonreír debe ser norma de convivencia por la educación recibida y, como consecuencia, norma de la ciencia y de la experiencia.
Sonreír es de grandes.
No sonríe el que no vive la bondad como cosa natural.
La sonrisa ayuda a la felicidad de la vida, contagia el bien y hace que la vida sea feliz.
Sonreír es más fácil que fruncir el ceño por mala voluntad.
La mala voluntad como tergiversar la verdad, es señal evidente de la falta de buena voluntad y de falta de una sonrisa, que debe ser la cosa más natural.
Vivir para sonreír, es repartir felicidad sin límite ni medida. Se contagia y reparte mejorando la convivencia en bien, eliminando el mal.
Vivir para sonreír es vivir para amar, repartir felicidad y aumentar la libertad.
Vivir para sonreír, sonreír para vivir.
¡Tenga respeto y hasta temor a quien no sonríe como cosa natural!

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