¡Ufff...pero esto va a seguir!

Por Antonio Domínguez
Apabullamiento, bruma, desconcierto, confusión, aturdimiento y aplastamiento sentí  con una sentencia de tribunal de justicia, que decía que San Lorenzo de Tamaraceite es de Las Palmas. Toda mi vida he visto que, cuando se llevan hechos de guerra y en guerras, a los tribunales llenos de humanistas y grandes jueces,  gana el atropellado, vejado, asesinado y robado.
En el caso que me ocupa, igual que si se tratara del robo de una cabra sin testigos ni pruebas, premió el robo de un gran trozo de isla, un tribunal, “de cuyo nombre no me acuerdo”. De un ayuntamiento con su bandera, alcalde, concejales, archivos, padrón,… la barbería de maestro Paco, etcétera, etcétera.
Cuando leí hoy lo que ahora textual viene, sentí que se me caía la cara de vergüenza ajena.
Y dicen que dicen: “un juez decidirá si anula el acuerdo de anexión de San Lorenzo. El juzgado de lo contencioso administrativo número cuatro de Las palmas de G- C. ¡¡Ha admitido a trámite!! La demanda propuesta por un grupo de vecinos sobre la anexión en 1939 del municipio de San  Lorenzo al de Las Palmas de G. C.”
No me cabe duda que esta nota llena de disparates es para seguir posponiendo el engaño en el tiempo; hasta que el sol no alumbre.
¿De qué vale una admisión a trámite de la mesa a la papelera, cuando además la cosa ha quedado ya desarreglada por tribunal superior?; como decía nuestro poeta Marrero: “¿de que te vale una barca sin remos y sin timón?” ¿Por qué tienen la desvergüenza de llamar anexión a un robo? ¿Es que hubo consulta-referéndum a los sanlorenceños para que regalaran su ayuntamiento? ¿Creeremos a Jerónimo Saavedra, cuando descarriló a decir que San Lorenzo había sido muy generoso, espléndido cuando se entregó a Las Palmas? ¿Sentiría complejo de culpa cuando nos regaló una medalla en pago de un ayuntamiento entero?
Todo juez que toque los escándalos, las tropelías y los asesinatos de guerra, no puede mirar para lados de ningún interés, simple o compuesto.
Ningún juez puede resucitar asesinados. Las tropelías no las puede domeñar cuando además es demasiado tarde. Lo que si puede hacer  - ¡y es su obligación!- es ser un hombre justo; más que de leyes, y darle San Lorenzo a sus dueños.
¿Qué broma es esa de admitir o no admitir a trámite el crimen, el robo y las canalladas?
Las calamidades del terror humano deben entrar por los juzgados para adentro y acostarse a dormir allí mismo sin nadie que lo impida.

Estar mirando si se admite a trámite el horror histórico ocurrido en San Lorenzo y su valor bajo cero a la izquierda, a estas alturas (80 años)  es para echarse a llorar. ¡Y hasta para echarse a “cuestionar la justicia”!; quien, no pueda tragarse esos peines; gordos y de cuarto metro: más o menos. O de  ayúdamelo a coger que es varón; ¡que tienen rozones las calabacínicas y aguacatiles razones del barón! 

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