Carta al Viento: Animales Benditos de Tamaraceite

Por Jesús Vega Mesa
En estos días, con ocasión del día de San Antonio Abad, en algunos lugares del mundo se hace una solemne bendición de perros gatos, pájaros y otros animales de compañía. Perfecto. En Tamaraceite, donde se celebran las fiestas patronales, la bendición se pospone al próximo domingo 25. Aunque uno no tenga ningún animal que bendecir, vale la pena estar allí, en la Plaza de la Cruz, y disfrutar del ambiente de fiesta y de familia y de simpatía que los vecinos viven con verdadera alegría. Por unas horas, Tamaraceite se convierte en un zoológico en donde no faltan tortugas, serpientes y la más rica variedad de especies animales. Todo, bajo la atenta mirada de la imagen del santo abad con un hermoso cochinito a sus pies. Pero ¿de verdad debe bendecirse a los animales? Si el significado de bendecir es desear el bien, por supuesto que sí, igual que se bendice una casa o un comercio. Cristian Briales, un jesuita que pasó por esta tierra “haciendo el bien”, mucho bien, decía que él sólo bendecía personas. Y cuando alguien le pedía la bendición de un coche, rápidamente le indicaba que a quien iba a bendecir era al conductor para que le ayudara a ser prudente y respetuoso en la carretera. Algo semejante habría que decir cuando rociamos con agua bendecida a los animales. Que la bendición llegue a sus propietarios para que sean cuidadosos y responsables con sus mascotas. Y respetuosos con las normas de convivencia y de higiene para que los animales no resulten molestos ni peligrosos para ninguna persona.
Y ahora que proliferan los perros en multitud de familias, hay que evitar que suplanten o igualen a la persona. El perro no es un niño, no es un hermano, no tiene por qué ocupar el mismo espacio, ni tiene por qué suponer un desembolso grande de alimentos especiales. Hay que bendecir a los animales y a sus dueños para que ocupen el lugar que les corresponde en nuestro mundo. Los excesos nunca son buenos. Me pareció fuera de lugar la defensa que hizo de su perro la enferma de ébola hospitalizada en Madrid. Un perro no es un hijo, Teresa. Primero había y hay que velar por las personas. Precisamente ese cerdo junto a la imagen de San Antonio Abad recuerda aquella vieja costumbre de criar un cochino para luego matarlo y compartir la carne con vecinos y familiares. Porque lo más importante son las personas.
La fiesta de San Antonio Abad puede hacernos pensar sobre nuestra actitud hacia los animales…y hacia nuestros vecinos. Y valdrá la pena encontrarnos en Tamaraceite el día 25 y cantar con ganas el himno al santo: San Antonio de Tamaraceite/ santo abad nacido en Egipto,/ santo patrón de este pueblo/ intercede ante Cristo./ Hoy aquí en Tamaraceite/pedimos su bendición/ para todas las personas/ y toda la creación. Que así sea.

Agustinito el sacristán cuando ejercía en la parroquia
P.D. Dispuesta ya esta carta para lanzarla al viento, me llega la noticia de la muerte del sacristán de Tamaraceite, Agustín González Ramírez, a los 90 años de edad. El fue, entre otras cosas, el cuidador de las bellas imágenes del santo abad. Un hombre servicial, alegre y humilde. Quería a su iglesia y quería mucho más a la gente. Un buen ejemplo para recordar y que, en su momento, recibió el reconocimiento de su pueblo con el Premio Radio Tamaraceite.

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