¿Para qué o para quién vivo yo?

Por Luis C. García Correa y Gómez
¡No acaparar tesoros en la tierra, porque son inseguros, y no suelen durar!

Acaparar lo que dure, lo que nos mejore y lo que nos sirva, y lo que sirva para ayudar a los demás.
Ninguna cosa de la tierra merece nuestra angustia, y menos poner el corazón en ella de forma absoluta.
El corazón está hecho para Padre Dios, para la Vida, para los seres humanos y para nuestro hábitat natural.
Tenemos que ser "hábitatistas". ¿Cuáles son mis tesoros? ¿En qué tengo puesto mi corazón? ¿Para qué y para quién vivo? ¿Qué ocupa el primer plano de mis preocupaciones?
¡Si podemos responder con facilidad a estas preguntas, tenemos un camino recorrido hacia la felicidad y hacia la libertad!
“Amontonad tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre los corroen, 
y en donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu 
tesoro allí está tu corazón”
Poner el corazón en la familia, los amigos y la comunidad, tiene que llenarnos de alegría, esperanza, ilusión y amor.
¿Somos levadura en los demás? ¿Dónde tenemos el verdadero tesoro? 
Donde tengamos nuestro tesoro, allí están los sacrificios, las 
ilusiones, las esperanzas y el amor. Allí debe estar nuestro corazón.
Para mí ¿Qué lugar ocupa mi familia? ¿Qué lugar ocupo yo mismo? ¿Qué 
lugar ocupan los demás en mi corazón? ¿Para qué – o para quién – vivo 
yo? La contestación que cada uno de a estas preguntas le ayudará a 
garantizarse la felicidad y la libertad.

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